Innovaciones a la vuelta de la esquina

La electrificación de la flota automovilística continúa su desarrollo con el fin de alcanzar el objetivo de cero emisiones en 2050 (enlace). En los próximos años veremos llegar algunas tecnologías que facilitarán este objetivo y seguirán impulsando la movilidad eléctrica. Pasamos a comentar algunas de las más relevantes:

Carga inalámbrica. Permitirá cargar el coche sin cables. Debemos diferenciar entre carga estática, mucho más cercana en el tiempo, y dinámica. En la primera, que podrá ser de uso doméstico o público el vehículo iniciará la recarga de manera autónoma una vez estacionado. Las ventajas de esta tecnología de carga estática son principalmente de practicidad y ergonomía.

Por otro lado, se están desarrollando sistemas de carga inalámbrica dinámica que pueden resultar mucho más ventajosos e interesantes. Se trata de utilizar sistemas de recarga en el pavimento. En este caso, las carreteras estarían dotadas de un sistema que permitiría la recarga de la batería con el coche en movimiento. Entre las ventajas que ofrece esta tecnología destacan el ahorro en tiempo de recarga y la reducción del tamaño de las baterías que posibilita crear vehículos más sostenibles y económicos. A día de hoy existen ya algunos proyectos piloto en marcha aunque su uso potencial se limita a usos concretos; la tecnología debe mejorar y reducir sus costes para una implantación masiva.

V2G. Otra tecnología a destacar es la conocida como V2G (Vehicle-to-Grid) que ya tienen algunos eléctricos y que se extenderá en los próximos años. Se trata de un hardware necesario para la carga bidireccional, que permite que los coches puedan enviar energía desde la batería de nuevo a la red. Los cargadores funcionan en ambos sentidos y la toma sirve para transferir electricidad al coche, pero también para que el vehículo transfiera energía al exterior. Una de sus grandes capacidades es la de maximizar el uso de energías renovables al almacenar esta energía en momentos de alta generación para comercializarla y revertirla a la red cuando sea necesaria o utilizarla para autoconsumo en el hogar.

Baterías de electrolito sólido. Es una de las áreas de desarrollo que más expectativas genera y su avance ha sido notorio en los últimos años. Las baterías se basan en el movimiento de iones entre electrodos con polaridad opuesta, el ánodo y el cátodo. Actualmente, en la mayoría de las baterías de híbridos y eléctricos los electrodos se encuentran sumergidos en una sustancia líquida conductora llamada electrolito. En el caso de las baterías que nos ocupan, este elemento es macizo y está formado en la mayor parte de los casos de material cerámico o polimérico. Las ventajas son grandes: mejor densidad energética (mayor autonomía con menor peso), mayor vida útil potencial, menor riesgo de incendio y recarga más rápida. La inestabilidad de algunos de sus componentes y los problemas para escalar su fabricación son las mayores dificultades que hay que solventar. Las principales marcas están invirtiendo sumas millonarias en su desarrollo y ya hay registradas cientos de patentes. Acabarán llegando.

Baterías con química dual. Se trata de instalar en el vehículo dos tipos de baterías con características y usos diferentes: una para distancias cortas y otra para largas. Generalmente, una batería de iones de litio con alta densidad energética sería la usada para dar autonomía en los desplazamientos largos. La otra batería, compuesta por celdas LFP (litio-ferrofosfato), más económicas y con menor degradación, se usarían para el día a día. Así la combinación de ambas, es una batería con una vida útil superior manteniendo las cualidades para viajar.

Esto no ha hecho más que empezar…